lunes, 28 de enero de 2013

México SA


Hambre y modelo económico
Del cambio a la cruzada
¿Aspirinas para la República?
Carlos Fernández-Vega
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Familias viven en extrema pobreza en la comunidad hidalguense de Santiago de Anaya, en la región del Valle del MezquitalFoto Carlos Camacho
E
n tres sexenios al hilo, incluido el que recién comienza, se pasó de la fiesta por el cambio –que de cambiar, no cambió nada– a la guerra contra el crimen organizado –que sólo lo consolidó– y de allí a la cruzada nacional contra el hambre que, en el mejor de los casos, apenas atenderá a uno de cada cuatro mexicanos hambrientos y miserables. Esa ha sido la retórica mutante en 12 años y pico, con los resultados por todos conocidos y padecidos. Tres discursos distintos que no trascendieron a los hechos, y entre fiestasguerras y cruzadas a nadie se le ocurrió abordar y revisar uno de los puntos fundamentales que al país ha conducido al deplorable estado en que encuentra: el fallido modelo económico, motor de pobreza, crimen organizado y hambre.
Si no se reconsidera el modelo económico, las guerras y las cruzadas de todo tipo moldearán el futuro nacional sin mayores resultados, de tal suerte que más que previsibles son las deplorables condiciones que encontrarán las próximas generaciones de mexicanos, por lo que enfocar baterías retóricas a la atención de una u otra prioridad nacional no tendrá mayores efectos si el problema de fondo no se corrige. El foxiato y el calderonato fueron un sonado desastre, otra docena perdida para el inventario nacional, y la nueva administración va directo para allá si no reformula el modelito, las políticas públicas y ataca el conflicto de raíz. La salud de la República no está para aspirinas.
Sin embargo, la nueva administración gubernamental promueve el Teletón nacional contra el hambre, pero no le asigna recursos públicos propios, sino que espera estirar los existentes” (ya aprobados y asignados a otros programas) con el fin de atender la precaria situación de millones de mexicanos (7.4 de más de 28 en esa circunstancia), al tiempo que avienta la papa caliente a los sectores social y privado y los convoca para que sean ellos los que aporten el dinero necesario, es decir, a un sector privado que gratis no aporta ni el saludo, y a un sector social que sobrevive de milagro.
Para algunos centros de análisis del sector privado es positivo que el gobierno federal reconozca el hecho de que México se encuentra en una espiral social negativa, pues representa un viraje respecto al manejo que se le dio tanto en el discurso como en la implementación de la política social en la administración anterior, la cual negó y minimizó el problema. Sin embargo, evidentemente el reconocimiento del problema no es suficiente; en realidad se debe ir más allá, porque si no se eliminan las causas de la pobreza y el hambre difícilmente podrán resolverse los enormes desafíos que estos flagelos representan, advierte el Centro de Investigación en Economía y Negocios (CIEN), del Tecnológico de Monterrey, campus estados de México.
Es prioritario, apunta el CIEN, que la cruzada nacional contra el hambre sea el inicio de un proceso más amplio e integral, donde se cuestione y reconstruya el tejido social y la administración pública en sus tres niveles. El objetivo de la cruzada es positivo, pero lo hasta hoy manifestado es insuficiente y la razón simple: muchas de las causas de este desequilibrio social tienen su origen en el propio modelo económico que se ha implementado en las últimas tres décadas, y en la forma en la que se ha manejado la política económica.
Para que la cruzada se transforme en un proyecto que trascienda lo inmediatodebe buscarse una meta más ambiciosa: construir una sociedad de bienestar y equidad. Indudablemente el problema del hambre debe ser resuelto, pero también atender aspectos relevantes como el de una nutrición adecuada y el acceso a satisfactores de calidad de vida que permitan alcanzar una mayor movilidad social. Ello obliga a concretar acuerdos, e incluir tal acción en los programas Nacional de Desarrollo y Nacional de Financiamiento del Desarrollo para garantizar un marco institucional adecuado que genere concensos sociales, pero también que haga posible evitar que sea la propia operación burocrática la que limite el alcance del mismo.
Desde luego que construir una sociedad de tales características es un proyecto que no culminará en un sexenio, de tal suerte que la administración actual debe sembrar la semilla que permita obtener resultados más ambiciosos posteriormente. Sin embargo, la Sociedad de Bienestar y Equidad puede permitir alinear programas y reformas que hasta hoy se encuentran desvinculados, desvirtuados y que en algunos casos son obsoletos o presa de intereses meramente políticos. En este sentido, el mejor ejemplo lo constituyen reformas como la laboral, la hacendaria y aún la energética, donde el cuestionamiento básico es para qué se realizan, quién es el beneficiario de las mismas, o en otras palabras cuáles son los propósitos. Indicar que es para darle más recursos al sector público, cuando éste es ineficiente o para aumentar la competitividad y productividad cuando no se tiene una distribución justa de la riqueza es plantear que las reformas no necesariamente garantizan el desarrollo social, apunta el CIEN.
Que el nuevo gobierno reconozca que México registra un delicado problema de pobreza y hambre, señala un viraje que cuestiona lo hecho por sus antecesores, y que lleva a preguntarse si la desaparición de, por ejemplo, Conasupo fue lo más adecuado.Puede señalarse que muchos de aquellos programas tuvieron el problema de la corrupción y se les utilizó para fines distintos a los destinados, pero la cuestión es que se eliminaron los programas y no la corrupción. Además, la cruzada es una tentación para quienes viven elecciones locales, de allí que debe blindarse con un pacto político y sanciones que rompan con intereses que hasta hoy han privilegiado lo individual sobre lo nacional.
Definir la cruzada como un programa contra el hambre “es una ambigüedad de doble filo, pues deja afuera el aspecto de la nutrición y no plantea de manera clara cuándo se cubre esta necesidad. Dado que las canastas alimentarias definidas por el Coneval para el ambiente rural y urbano son realmente laxas –es decir, que debería ser por excepción que un mexicano no pudiera acceder a la misma–, puede existir la intención de ampararse en estos indicadores para presentar un progreso que no necesariamente sea sustancial ni real, y que no refleje que se ha iniciado el camino hacia la solución del problema de pobreza y hambre”, puntualiza el CIEN.
Las rebanadas del pastel:
¿Quién promueve la reforma fiscal y cuál es su intención? Sencillo: LuIs VidegAray.

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