sábado, 11 de noviembre de 2017

México SA

ATP: ¿otro intento fallido?
México y sus alternativas
Ataúdes: premios y castigos
Carlos Fernández-Vega
C
arente de alternativas viables ante el entierro del TLCAN y aferrado a fórmulas probadamente dañinas para el grueso de los mexicanos (no así para los grandes corporativos nacionales y foráneos), el gobierno peñanietista se envuelve en la bandera del libre comercio y está a punto de patinar con la misma cáscara. Dicho acuerdo trilateral no impulsó el crecimiento económico ni el desarrollo de México, pero a lo largo de 23 años la autoridad no movió un dedo para encontrar rutas alternas.
Y ahora que el salvaje de la Casa Blanca le ha movido el tapete y cerrado las puertas, el gobierno de EPN intenta revivir otro cadáver, el del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (ATP), y presentarlo no sólo como la gran novedad, sino como el mismísimo plan B ante el entierro del TLCAN. Si ése es el presumido asbajo la manga, entonces Peña Nieto y sus muchachos están fritos.
Desde que se conoció el avance del ATP, allá por octubre de 2015, el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, lo vendió como la gran solución económica y social para México; es decir, el mismo compromiso salinista cuando entró en vigor el TLCAN, en enero de 1994. Cuatro gobiernos después, de Zedillo a EPN, esa gran solución permanece prófuga.
Desde entonces lo advirtieron los especialistas, pero en el gobierno nadie les hizo caso. Y eran tiempos en los que nadie ponía en duda la supervivencia del TLCAN. Como bien lo subrayó en ese entonces el Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC), al igual que en el caso del Tratado de Libre Comercio de América del Norte la principal competencia para México en el ATP será el país que no es integrante del mismo, China. Básicamente porque las naciones integrantes de este último mecanismo tienen una relación comercial más intensa con China que con México, ergo, la competencia será muy fuerte.
Y de ese mismo análisis se toman los siguientes pasajes, hoy más vigentes que nunca, pues el ATP representa un nuevo reto para los países que orbitan alrededor de la política estadunidense, particularmente para quienes compiten directamente con China y que no han desarrollado una estrategia de desarrollo industrial adecuada, como México comprenderá.
El gran problema que afrontarán los firmantes del ATP es que China domina el mercado de las 12 naciones (ahora 11, descontando a Estados Unidos, el gran mercado) que integran el acuerdo. Aún sin tratados directos, China avasalló a otras naciones que intentaron crecer bajo un modelo de exportaciones incompleto. Lograron desplazar a los países que carecen de una política industrial activa y efectiva. Uno de ellos es México.
Nuestro país tiene acuerdos y tratados comerciales con casi todos los integrantes del ATP, el resto representa muy poco. Las oportunidades que agrega el nuevo acuerdo son pocas. Se debe ser claro: México participa marginalmente en Brunei, Vietnam, Malasia, Australia y Nueva Zelanda. Además, lo poco que se exporta a las naciones mencionadas afronta una competencia directa con China, nación que detenta una proporción de mercado superior a la de México. Maquinaria y equipo mecánico, equipo eléctrico, electrónico y de cómputo, hierro y acero, autopartes, plásticos, textiles y productos químicos constituyen la mayor proporción de lo que vendemos a dichos países, los mismos que produce y vende China, nación que tiene el liderazgo en dicha región.
Investigaciones renombradas demuestran que México no pudo afrontar la competencia de China en el área del TLCAN; aun con acuerdo comercial nuestro país no hizo frente exitosamente al desafío de la nación oriental, porque el libre comercio no funciona sin política industrial. Eso lo conocen los países asiáticos y por ello han complementado su política de apertura con otra avocada al desarrollo de la industria. El problema es que México entró a las negociaciones del ATP de forma reactiva y con una estrategia defensiva.
El desafío para México es que busca un acuerdo comercial con países que han aplicado una exitosa política de desarrollo industrial durante 30 años. Varios de ellos tienen una política de Estado, intervencionista, para favorecer a su industria, como Vietnam. Por el contrario durante 20 años en México la política económica fue enfática en indicar que la mejor política industrial es la que no existe. Se combatió a quienes defendieron la vía industrial como mecanismo de desarrollo.
En lugar de promover la plena industrialización, nuestro país dio marcha atrás y comenzó a migrar hacia un sector de los servicios de bajo valor agregado, dominado fuertemente por un comercio al por menor que demanda importaciones baratas y que no genera innovación y riqueza. Con este antecedente México decidió entrar a las negociaciones del ATP, y el principal argumento fue que era porque Estados Unidos, nuestro principal socio comercial, estaba en la negociación y que si México no participaba podría perder lo ganado con el TLCAN (de cualquier forma lo perdió),
En el marco del ATP México no sólo se enfrenta la competencia de Vietnam, Malasia y Singapur de manera aislada: estos países son socios comerciales y de inversiones de China, sirven de triangulación para sus productos y han desarrollado una industria sólida. Seis de los (en ese entonces) 12 países que entrarán al ATP tienen un superávit comercial y conocen que el comercio exterior genera crecimiento económico si las exportaciones superan a las importaciones.
Entonces, la única forma de afrontar exitosamente el desafío del ATP es con una política industrial activa, así como un sistema efectivo de combate al comercio desleal. México se verá afectado negativamente si solamente confía en la mano invisible.
Las rebanadas del pastel
Felipe Calderón dejó un reguero de sangre con su guerra contra el crimen organizado (120 mil cadáveres y alrededor de 30 mil desaparecidos, entre otras desgracias), pero de cualquier forma a este nefasto personaje –que se mantiene tan campante– todavía le pagan una jugosa pensión, les guste o no a los mexicanos. Pero al solidario policía del Metro que permitió a un depauperado grupo de deudos trasladar un ataúd –de la estación Allende a Taxqueña– lo sancionarán duramente porviolentar el reglamento. Así de equilibrada es la autoridad… El billete verde cerró semana financiera a 19.51 pesitos en instituciones bancarias, mientras que el barril petrolero de exportación se vendió a 54.66 dólares.
Twitter: @cafevega

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